¿Qué vas a encontrar en este blog?

Este blog nace como un pequeño proyecto literario personal para que tengan un espacio los textos que a veces siento necesidad de escribir.
Espero que sirva como canal para encontrarnos con los lectores a los que les pueda interesar esta obra. Aquí estarán publicados los relatos sobre mi hermana Soraya Lanfranco, otros textos de todo tipo y la obra de mi padre, Carlos Alberto Lanfranco, quien me encargó que la publique, poco antes de morir.

El blog se llama Sorenado en homenaje a Soraya, que ya no está con nosotros. Sorenado es un término que ella inventó cuando era pequeña. Como esta iniciativa es acerca de palabras, me pareció apropiado para que la identifique.

Espero que les gusten los trabajos y nos hagan llegar sus impresiones a través de los comentarios. De esta manera lograrmos un ida y vuelta que enriquezca el contenido.

Germán Lanfranco

domingo, 8 de noviembre de 2015

Bigamia - La doble vida de Gualterio Romero Ovando

Relato escrito por Carlos Alberto Lanfranco en 2005.





Bigamia

La doble vida de Gualterio Romero Ovando


Solamente con el carácter de mi amigo Gualterio, mitad atrevido y mitad impávido, ayudado por la suerte (que parece protegerlo en todo momento), se libra así de quedar al descubierto su audaz “modus vivendi”, pero que a medida que pasa el tiempo se le va complicando cada vez más. Esa suerte que lo acompañó fielmente durante dieciocho “sobresaltados años”, a pesar de esos repetidos “remezones y sofocones”, el fiel de la balanza siempre “apuntó a la felicidad”.

Ahora  en pocos meses los acontecimientos se precipitaron, complicando sus tramoyas y triquiñuelas  que gracias a su gimnasia diaria, tanto rédito le deja. Mi amigo tiene dos “Vidas paralelas”, es bígamo: Con Clara, su primera mujer y Adelmo de diecisiete años además de Adriana de casi quince años, componen una de las familias y moran en la ciudad de Pilar. Clotilde su otra mujer, domiciliada en Tancacha, con sus hijos: Andrés de dieciséis años y las mellizas Alma y Anina, también próximas a cumplir sus “quince”, integran su “otra mitad”.

Gualterio, ama, se diría por igual a ambas mujeres y reparte con usura su ilimitado cariño por sus cinco hijos, siempre se ha “dado maña” para estar presente en los nacimientos, bautismos y cumpleaños de ellos y de sus madres, amén de cualquier circunstancia eventual en que alguna de sus dos familias lo convoque, para ello siempre está alerta y con una “batería de excusas” siempre a flor de labios,  prestas a utilizarlas.

Así de esta manera, con más o menos apuro, cumple con sus obligaciones de marido y padre, además de buen vecino, sin dejar que se sospeche de su particular modo de encarar la vida; Su oficio de viajante: (Vendedor de implementos agrícolas), (que encara con dedicación, y por ello recoge buenos dividendos), le ayuda a camuflar sus dobles “Incursiones familiares”.

Adriana de solo nueve días mas que sus medias hermanas, las mellizas Alma y Anina, cumplirán quince años y sin saberlo, pusieron en un “apretado brete” a su progenitor ya que eligieron el once de mayo para sus respectivas fiestas “de quince”. Gualterio, al enterarse de la coincidencia, calmadamente, como es su habitual manera de encarar sus “enredos bifamiliares”, trató de “tantear el terreno”, para saber cual de sus dos “proles” estaba más permeable a aceptar sus turbios manejos, esto es poder aplazar aunque sea siete días una de las fiestas; las mellizas por una parte y Adrianita por la otra, le hicieron caer en la cuenta al “enjuagador padre”, que esta vez no le sería de ninguna manera sencillo hacer que cada familia festeje los gloriosos quince en fechas separadas.

Las niñas con atendibles razones de sus respectivos compromisos, sumados a sus naturales caprichos propios de sus incipientes adolescencias y apuntaladas por sus madres, (que ignorantes del aprieto en que se encuentra su común marido), esgrimen valederas razones, propias de mujeres sensatas y protectoras de sus hijas, además acostumbradas a tomar decisiones, dado el medido tiempo en que el jefe de familia comparte con cada una de ellas.

Las hojas del calendario fueron cayendo inexorablemente y el once de mayo se aproximaba impiadosamente para desesperación del inefable Gualterio, este por primera vez en su singular historia, no podía encontrar el camino hacia la luz en ese oscuro laberinto en que se hallaba extraviado.

El tres de mayo, en la peña de los viernes donde nos reunimos un grupo de amigos, heterogéneo y vocinglero, Gualterio, cuando su “fíxture privado”, le indica que tiene que estar con Clara y la familia de ésta, concurre a la reunión y se convierte en un alegre animador de la misma. Esa noche se presentó y aunque trataba, no lograba mantenerse animado y jocoso, por el contrario se lo veía taciturno y preocupado, tanto que varios de sus amigos le requerimos explicaciones por su desusado estado de ánimo, él negó la existencia de algún problema que lo agobiara, pero sus afirmaciones carecieron de firmeza y no nos satisfizo. Terminada la reunión, me invitó junto a tres amigos mas a continuar la velada en un bar y allí frente a sendos vasos de whisky nos confesó la verdad de su doble vida, nos contó con lujo de detalles las argucias con que se valía para ir y venir de un amor a otro, sin levantar sospechas de propios y extraños y recalcando enfáticamente que no tenía preferencias por ninguno de sus cinco hijos, (que eran la luz de sus ojos) -díjo-. También puso énfasis en asegurarnos que amaba perdidamente por igual a ambas mujeres y soñaba con la loca utopía de unir a sus esposas y sus hijos bajo el mismo techo.

Cuando hizo esta confesión se quebró en llanto, diciendo que no tenía derecho ni siquiera a pensar en esa situación, que para él sería entrar por los portales del paraíso terrenal, para vivir para siempre en la dicha y felicidad, además podría querer y proteger de cerca a sus siete amores.

Luego de éstas inusuales como fuertes, amén de sentidas confidencias que nos hiciera nuestro ahora atribulado amigo: se hizo un hondo silencio, Gualterio entró en un cerrado mutismo, sus amigos no conseguíamos hilvanar alguna idea para aliviar su problema, alguno de nosotros ensayó un débil y amistoso reproche que no prosperó, otro (pontificando), le aconsejó imperativamente que ahora mismo: ”blanquee” de inmediato  este estado de cosas con ambas mujeres y sus hijos, un coro de voces acalló al consejero, con el sensato tanto como cómodo argumento, de que ahora no es el momento de sincerarse, dado la situación especial que está movilizando a sus dos familias.

“Si fueras aviador podrías ir y venir en un ratito, así estarías en las fiestas bailando con tus tres quinceañeras”. Esta frase dicha en tono de ligera broma, con el solo afán de distendernos, obró como un disparador que hizo que le vuelvan las energías y entusiasmo a Gualterio. Éste, en el acto reacomodó su exultante personalidad, se levantó de su silla y se arrojó sobre mí, agradeciéndome a los gritos y a la vez reprochándose que no se le hubiera ocurrido antes a él. Tras abrazar y palmearnos a todos y ante la atónita mirada de los otros parroquianos a los que sorprendió con su desusado y loco arranque de júbilo, ya calmado, formándonos en estrecha rueda en rededor de la mesa y en voz baja, empezó a urdir una de sus acostumbradas tramoyas, (la primera en que seríamos testigos).

Lúpin –dijo- y paso a explicarnos: Lúpin es el apodo de uno de sus amigos al cual no conocemos, es de Río Tercero y es aviador del Aeroclub de esa ciudad. (Lo apodan Lúpin por que es parecido al personaje de la revistita homónima, que leen muchos adolescentes). Con Lúpin y los otros muchachos soy muy amigo y ellos me van a dar una mano y vamos a formar un “puente aéreo” y en menos de cuarenta minutos voy a estar en la otra fiesta. Después de decir esto pidió papel y lápiz y como si fuera un ingeniero aeronáutico, hizo cálculos de distancias, horarios de sus vuelos y fundamentalmente para sincronizar las dos cenas y el momento sagrado donde bailaría el tradicional vals de “Los quince” con sus tres adoradas niñas, hacer lo propio con sus dos mujeres, departir con sus adolescentes hijos varones y confraternizar con los numerosos invitados que encontraría en ambas reuniones.

El sábado once de mayo, sobrevolaron Pilar y Tancacha varias avionetas del aeroclub de Río Tercero desde las primeras horas de la tarde y se balizaron y señalizaron sendos potreros en los aledaños de ambos pueblos. A la noche, con perfecta sincronización, dos pequeñas y veloces aeronaves depositaron al audaz y sentimental bígamo en cada una de las celebraciones, en los horarios prefijados  gracias al inteligente organigrama que urdiera el pícaro Gualterio.


El poseedor de las dos familias prometió solemnemente: (Que si sus tres hijas tenían la fiesta “de quince” que se merecen), hará de tripas corazón  y revelará sus dos familias el secreto que las emparenta...

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